22 de octubre de 2013
Oscura fascinación, de Dana Jordan
Oscura fascinación es el primer libro que leo de Dana Jordan -también conocida como Ana R. Vivo-. Y si soy sincera no tenía demasiadas esperanzas puestas en él. Últimamente estoy bastante reticente a probar nuevas autoras -nuevas para mí, se entiende-. Prefiero seguir apostando por lo seguro; es decir, mis predilectas. Es bastante injusto, pero es lo que hay; no me fío demasiado de las novelas románticas que se están publicando hoy en día en España, así que procuro ir con pies de plomo. Lo que es una pena, porque a causa de mis reservas estuve a punto de dejar pasar una novela estupenda que me ha enganchado de principio a fin. El suspense romántico es uno de mis subgéneros favoritos, por lo que soy bastante exigente. Sin embargo Dana Jordan ha estado a la altura sin la menor duda.
La base de la que partimos no puede ser más interesante. Por un lado tenemos a Lena Petrova, una joven trapecista del circo Babushka, la cual lleva una vida humilde y nómada; y por el otro tenemos a Sean Barrymore, fiscal del distrito de Chicago y perteneciente a la clase alta. No puede haber dos personas más distintas, y quizá ahí radica el atractivo para el lector. Estamos acostumbrados a este tipo de diferencia social en los libros históricos, como son los de regencia, pero en las novelas contemporáneas esas barreras se difuminan por completo; es mucho más difícil para una escritora crear una separación de esta índole y hacerla creíble. No obstante, consigue retratar los diferentes entornos tan bien que es imposible no meterse de lleno en la trama sin poner ningún tipo de pegas al contexto de la historia. Un romance, sin duda, original y cautivador. Por supuesto también hay que darle su mérito a unos personajes carismáticos, con unas personalidades muy bien definidas y con una profundidad bastante trabajada. Tanto Sean, poderoso y serio -me ha conquistado por completo-, como Lena, espontánea y cautivadora, son protagonistas con los que no cuesta empatizar; ambos leales y fuertes. Su relación va evolucionando lentamente, sin prisa pero sin pausa, con algunos malentendidos y obstáculos de por medio. Y aquí es cuando llega una de las partes que más me han llamado la atención. Siempre digo que la romántica es muy previsible, tiene una estructura que se repite siempre -o casi-. Aquí nos distanciamos un poco de ese orden en la trama, haciendo que su desarrollo sea más parecido a la vida real. Eso sí, me hubiera gustado que los hijos de Sean tuvieran mucha más participación, creo que podrían haber aportado mucho, pero se deja de lado completamente.
Y cómo no, mencionar la parte de suspense, estupendamente ligada a la parte amorosa. Es muy complicado encontrar un equilibrio en la que ambas tramas se complementen, impidiendo que ninguna destaque visiblemente por encima de la otra, y que a su vez todo esté conectado. Pero lo consigue. Es una especie de pescadilla que se muerde la cola. La relación de amor evoluciona gracias a la intriga, la cual va complicándose cada vez más gracias al desarrollo de los sentimientos de los protagonistas. La identidad del asesino y el misterio que entraña aporta un gran interés hasta el final del libro. Yo no he sido capaz de descubrir de quién se trataba hasta el desenlace, gracias en gran parte a la habilidad de la autora a la hora de presentarnos varios personajes bastante parecidos, de los cuales cualquiera podría haber sido el elegido, a mi parecer.
El estilo de Dana me ha gustado mucho; es sencillo, aunque no en exceso, y posee un ritmo ágil. Si no me equivoco estamos ante una trilogía familiar, formada por libros independientes, cada uno de ellos protagonizada por uno de los hermanos Barrymore. Esperaré con ganas las novelas tanto de Alex, un encanto, como la de Jocelyn, la cual me gusta menos, pero no así el que -creo- será su media naranja; un personaje de lo más intrigante y oscuro.
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